A continuación: Poinsettias; vacunas contra la gripe y el asma; rabia canina; y bacterias burbujeantes.
Poinsettias
Las poinsettias son plantas muy queridas de las navidades debido a que sus brácteas, que parecen pétalos, se vuelven de un rojo rubí justo a tiempo para las fiestas de diciembre. Sin embargo mucho de lo que admiramos en las poinsettias navideñas se debe a los síntomas de una enfermedad.
Durante años los jardineros han ido seleccionando las variedades de poinsettia más pequeñas y tupidas porque las poinsettias silvestres no son como nuestra típica planta de interior.
El Dr. Ing-Ming Lee, patólogo de plantas del Servicio de Investigación Agrícola del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, dice que la poinsettia es una planta tropical capaz de crecer hasta una altura de 1,80 metros o más.
Lee ha identificado una bacteria que encontró en todas las variedades pequeñas y tupidas de la planta.
Este investigador cree que esa bacteria es la responsable del pequeño tamaño de la poinsettia.
Al interrumpir el ciclo hormonal de la planta, el microbio impide su crecimiento. Por tanto, técnicamente, el enanismo de la planta es un síntoma de la enfermedad; pero, esta vez, tenemos un patógeno al que podemos apreciar.
Vacunas contra la gripe y el asma
Las épocas de gripe resultan especialmente penosas para los niños con asma, pero existen nuevas pruebas de que la vacuna de la gripe puede ayudarles a pasar el invierno de forma más saludable.
La pediatra Susanna Esposito, de la Universidad de Milán en Italia, ha estudiado cerca de trescientos niños con asma. A la mitad de ellos les puso la vacuna y a la otra mitad un placebo. A continuación realizó su seguimiento durante el invierno, junto con un grupo numeroso de niños sanos que no habían sido vacunados.
El resultado fue que los niños asmáticos que habían recibido la vacuna de la gripe tuvieron menos ataques de asma y menos infecciones de las vías respiratorias que los niños asmáticos no vacunados. De hecho, los niños con asma vacunados estuvieron casi tan sanos como los niños que no padecían asma. La conclusión de Esposito es que todos los niños asmáticos tendrían que vacunarse de la gripe, incluso aquellos cuya enfermedad asmática esté controlada.
Algunos estudios demuestran que menos del cuarenta por ciento de niños con asma son vacunados contra la gripe, aunque esté recomendado por los expertos. Esposito espera que otros estudios como los suyos contribuyan a convencer a los médicos y a los padres del beneficio de la vacunación.
Rabia canina
Según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, el país está libre de rabia canina. Sin embargo, Charles Rupprecht, jefe del programa contra la rabia del citado centro, recomienda no suprimir todavía la vacunación.
En palabras de Rupprecht, decir que el país está libre de rabia canina no significa que no existan perros rabiosos porque sí los hay. Además, aunque no tuviéramos el virus de la rabia canina aún existe la rabia en los animales salvajes, y no queremos que la gente tenga la falsa idea de que no la hay.
La rabia canina es sólo una variedad del virus y los perros pueden infectarse con otros tipos de rabia de animales tales como las mofetas o los murciélagos, y después pasarla a los humanos.
La rabia canina se eliminó en la década de los setenta, pero una nueva variedad —que se puede transmitir entre los perros— apareció en los coyotes en Texas en la década de los ochenta. Ese virus fue eliminado finalmente mediante un programa de vacunación oral.
Rupprecht cree que podrían aparecer nuevas variedades, o bien que perros con rabia, procedentes de otros lugares del mundo pudieran entrar en el país, de manera que es preciso permanecer atentos y vacunar.
Este investigador destaca que los perros son el más importante reservorio responsable de la mayoría de las muertes por rabia que se producen en los humanos en nuestro planeta.
Se estima en cincuenta y cinco mil el número de personas que mueren anualmente en todo el mundo por esta enfermedad.
Bacterias burbujeantes
El burbujeo característico de los vinos espumosos se produce dentro de la botella durante una segunda fermentación, después de que se haya añadido levadura y azúcar al vino de base. Se necesitan meses para que las levaduras consigan esa magia burbujeante. Pero no trabajan solas. Otros “maestros burbujeadores” colaboran en ello.
Unos investigadores españoles han descubierto que las levaduras no son los únicos microbios que participan en la segunda fermentación de los vinos espumosos. Nuria Rius, microbióloga de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona, afirma que durante la segunda fermentación intervienen muchas bacterias y también hongos.
Nadie añade esos microbios. Pueden estar presentes en el vino inicial, o en la madera de las barricas. Cualquiera que sea el origen, estos microorganismos proliferan en el corcho de las botellas, especialmente en los vinos de largas añadas, después de finalizada la segunda fermentación.
No se sabe exactamente quiénes son ni qué es lo que hacen, pero los investigadores creen que estos microbios desconocidos pueden influir sobre el aroma y el sabor, así como en el tamaño de las burbujas y en la persistencia del burbujeo en los vinos espumosos de calidad.
¿Se lo imaginan? Bacterias que influyen positivamente en la calidad de los vinos.
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-- posted at: 10:19am PDT