A continuación: Bacterias que hibernan, el tracto gastrointestinal infantil como ecosistema microbiano, y parásitos y comunidades de plantas.
Bacterias que hibernan
Lo mismo que los osos buscan una cueva donde hibernarse, algunas bacterias pueden escapar de la muerte convirtiéndose en formas durmientes. Todd Steck, biólogo de la Universidad de Carolina Norte en Charlotte, afirma que esto podría explicar por qué las infecciones del tracto urinario, o ITU, tienen una tasa de recurrencia tan alta.
Steck dice que las ITU persistentes son un problema usual. Se calcula que el veinte y cinco por ciento de las mujeres que tienen una infección del tracto urinario padecerá otra en los seis meses siguientes.
Aunque los antibióticos deberían matar los microbios originales, la misma cepa puede producir muchas recurrencias. Esto es, mientras la mayoría de las células mueren, algunas, según Steck, pueden haber encontrado una manera de persistir. Entran en un estado biológico conocido como “viable pero no cultivable”.
El estado de célula viable no cultivable, comenta Steck, se produce en respuesta a los antibióticos. En dicha situación las bacterias no pueden ser detectadas utilizando técnicas de cultivo convencionales - pero aún siguen vivas.
Los síntomas pueden desaparecer durante meses o años pero las células en hibernación logran revivir y causan un nuevo episodio de la enfermedad. Para analizar esto Steck y sus colegas trataron las células de un Escherichia coli que causa ITU con dos antibióticos. Descubrieron que la mayoría morían pero que unas pocas células continuaban viables semanas después.
Todavía no está claro cómo se provoca el estado durmiente o la resucitación, y tampoco existe tratamiento aún. Pero Steck afirma que están aumentando los descubrimientos de bacterias infecciosas capaces de hibernar.
El tracto gastrointestinal infantil como ecosistema microbiano
El intestino humano está repleto de microorganismos. Millones de bacterias, virus y otros microbios, llamados arqueas, viven en nuestro intestino y nos ayudan a digerir los alimentos, sintetizan vitaminas que necesitamos para sobrevivir e incluso nos protegen de los microbios dañinos.
Pero Joanne Lasrado, investigador postdoctoral en la Universidad de Purdue, explica que el intestino de un bebé recién nacido es una tábula rasa – un ambiente totalmente estéril hasta que los primeros microbios pioneros logran entrar inmediatamente después del parto, o incluso durante el mismo.
Lasrado ha estudiado la presencia de diferentes tipos de microbios en el intestino de los bebés, justo después del nacimiento y más tarde. Ella dice que nadie ha investigado antes si en el intestino de los niños existen arqueas; pero sus estudios han demostrado que los pequeños, al igual que los adultos, sí las tienen. Las arqueas van y vienen, aparentemente al azar, y Lasrado opina que los niños las adquieren de su ambiente, a través de la leche materna, el alimento o en las guarderías. Teóricamente pueden venir de cualquier lugar.
Lasrado afirma que las bacterias y arqueas que viven en nuestros intestinos tienen un gran impacto en la salud humana; por ello el entendimiento de cómo se produce la primera colonización de los niños podría usarse para promover una mejor salud durante el resto de una vida.
Parásitos y comunidades de plantas
No se necesita ir muy lejos para encontrar un ecosistema que haya sido dominado por especies de plantas no nativas. Esas áreas parecen prosperar con vida vegetal pero en muchas localizaciones las plantas invasoras han eliminado las nativas y han disminuido la capacidad para albergar la vida silvestre del hábitat.
Bitty Roy, profesora de la Universidad de Oregón en Eugene, está trabajando para devolver las comunidades de plantas a su estado original en un humedal en Oregón, restaurando la flora nativa. Pero esto no es tan simple como plantar todo un campo con un sólo tipo de planta nativa.
Según Roy, uno de los mayores principios de la biología de las enfermedades es que cuando se ha reducido la diversidad y las altas densidades, es muy fácil que los parásitos se difundan.
En otras palabras, las enfermedades se dispersan de planta en planta fácilmente cuando sólo abundan unas pocas especies. En este caso, más es mejor.
Roy hace hincapié en que la diversidad de las plantas es muy importante, y que las comunidades más diversas sufren menos enfermedades.
Según ella, si usted esta plantando para restaurar una zona y tiene que decidir entre usar 10 ó 20 especies, utilice 20 porque tendrá menos enfermedades en su nueva comunidad.