A continuacion: consumidores de drogas por vía parenteral; un polímero bacteriano que elimina la contaminación; compitiendo para diseminar la infección; y las aflatoxinas en el alpiste.
Consumidores de drogas por vía parenteral
El Staphylococcus aureus resistente a la meticilina ─ o MRSA ─ produce una infección que no responde al tratamiento antibiótico convencional. En estos momentos se está extendiendo una nueva cepa. La enfermedad se difunde rápidamente por medio de objetos personales compartidos, por ello qué mejor grupo que los adictos a drogas por vía parenteral para estudiar la evolución de esta bacteria potencialmente letal.
Un estudio epidemiológico realizado en consumidores de drogas por vía parenteral en Vancouver, British Columbia, ha demostrado que las infecciones en esta población están incrementándose, y que una nueva cepa de MRSA se está diseminando entre ellos.
Esta cepa más potente puede causar forúnculos, infecciones de la sangre y, en los casos más severos, neumonía. Y los sujetos que se administran drogas por vía parenteral en el este de Vancouver están sucumbiendo a la enfermedad. Ghada Al-Rawahi, médico de la Universidad British Columbia en Vancouver, nos informa que esta población fue estudiada en el año 2000 y de nuevo en 2006.
Al-Rawahi y sus colegas hallaron que la infección por Staphylococcus aureus generalmente había aumentado desde el veinte hasta casi el cuarenta por ciento.
Pero los consumidores de drogas de Canadá no son la única diana del MRSA. En las áreas más pobres de Chicago las infecciones por MRSA se han multiplicado por siete. Y a través de toda América, en las escuelas, las cárceles, los hospitales, los centros ambulatorios e incluso en los equipos de deportistas, el MRSA está en ascenso.
Un polímero bacteriano que elimina la contaminación
Las bacterias pueden utilizarse para eliminar deshechos tóxicos en el suelo pero cada tipo de producto químico requiere un tratamiento diferente.
Los metales tales como el cromo y el uranio son un problema especial porque a diferencia de otros compuestos químicos más complejos, no pueden ser descompuestos por las bacterias en derivados inofensivos.
Charles Turick, un investigador principal en el Laboratorio Nacional Savannah River, está trabajando en un sistema para eliminar la contaminación de metales del suelo ─ que consiste en dejarlos en el mismo lugar donde están.
Turick asegura que no se puede hacer que los metales desaparezcan pero sí que se transformen. Los metales pueden ser modificados químicamente de tal forma que pasan de un estado soluble a uno insoluble. Si se hace esto, permanecerán en el mismo lugar pero ahora existe un posibilidad mínima de que contaminen los acuíferos y por tanto constituyen un riesgo nimio para la gente.
Turick y sus colegas están usando un gen bacteriano que fabrica una sustancia llamada melanina. Las bacterias usan la melanina para capturar los átomos metálicos y hacerlos insolubles, de tal forma que éstos permanecen en las partículas del suelo y no son lixiviados y conducidos hasta al agua de consumo humano.
Si se inserta el gen de la melanina en bacterias que crezcan bien en el suelo, se logrará que una gran población de ellas trabaje para inmovilizar los metales in situ.
Compitiendo para diseminar la infección
Para los humanos es bastante fácil transmitirse de uno a otro infecciones tales como un resfriado o la gripe, especialmente cuando se trabaja en estrecho contacto. Sin embargo un grupo de veterinarios quedó muy sorprendido cuando descubrieron que varios caballos tenían una infección dérmica que normalmente sólo afecta a los humanos. La primera pregunta que tuvieron que contestar fue ¿Cómo se han contagiado?
Vincent Perreten, médico de la Universidad de Berne, dirigió los ensayos. Dice que examinaron a cada una de las personas que había tenido contacto con los caballos, incluidos los mozos de cuadras, el auxiliar, el veterinario y el cirujano.
Así descubrió que la cepa de la bacteria Staphyloccus aureus encontrada en las heridas de los caballos era idéntica a la encontrada en la nariz de aproximadamente uno de cada tres veterinarios y mozos de cuadradas que trabajaban en la clínica de caballos, aunque no estuvieran enfermos.
Afortunadamente se puede evitar que la enfermedad se disemine de las personas a los caballos.
Perreten afirma que al implementar las medidas apropiadas de higiene, tales como cambiarse los guantes y lavarse las manos entre cada dos pacientes, pudieron reducir la incidencia de la infección de forma radical.
Tales medidas serían buenas no sólo para los caballos sino también para sus cuidadores.
Las aflatoxinas en el alpiste
Las aflatoxinas, potentes compuestos producidos por los hongos, pueden dar lugar a enfermedades de la sangre, cáncer y fallos hepáticos en los mamíferos y las aves, e incluso los humanos.
En la comida para las mascotas, el ganado y el alpiste se aceptan niveles bajos de esas toxinas porque el cuerpo puede eliminar pequeñas cantidades de las mismas. Sin embargo Trevor Smith, catedrático de la Universidad de Guelph en Ontario, afirma que ese margen no ésta permitido en los alimentos humanos. Dice que en dichos alimentos se controla el contenido de aflatoxinas.
Algunos alpistes a granel de baja calidad contienen altos niveles de aflatoxinas. Según Smith esto no es sorprendente ya que los hongos a menudo prosperan en los granos y en las legumbres que se almacenan de forma inadecuada. Por ello si el alimento de los pájaros se recogiera de la naturaleza protegeríamos su salud.
Smith dice que si los pájaros consumieran una dieta mixta, lo que indudablemente debería suceder, las posibilidades de ingerir cantidades altas de aflatoxinas serían mucho menores.
Si usted tuviera un puesto de alimentación para pájaros podría ofrecerles su propia mezcla casera de semillas y granos de mayor calidad o podría al menos combinar esa mezcla con los alpistes comerciales.
Por lo menos revise su alpiste por si contiene semillas mohosas o marchitas donde se puedan estar produciendo aflatoxinas.
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-- posted at: 12:08pm PST